La confirmación visual del embarazo de Carla Bruni ha resultado ser una de las noticias más comentadas de la cumbre del G8, pese a los esfuerzos de su esposo, Nicolás Sarkozy, para eludir todas las preguntas sobre el tema, incluidas las referentes al sexo del bebé.
"La felicito por ser italiana", dijo enigmáticamente el presidente francés a la periodista que le preguntó si esperaban niño o niña, durante la rueda de prensa final del encuentro de los jefes de Estado o de Gobierno de los siete países más industrializados y Rusia. No le convenció el argumento de que los italianos están expectantes por saber más sobre el estado de su compatriota y primera dama de Francia.
La aparición ayer de Carla Bruni-Sarkozy con un vestido holgado, y sus gestos señalando y acariciándose la barriga mientras conversaba con otras primeras damas y con la canciller alemana, Ángela Merkel, dejaron pocas dudas sobre su estado, aún no confirmado oficialmente. Cuando más tarde un periodista preguntó a Sarkozy qué tal se encontraba su mujer, este se limitó a responder que acababa de hablar con ella por teléfono, que estaba bien y que la próxima vez le mandaría recuerdos de su parte.
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