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martes, 16 de julio de 2013

LLENNIS JIMÉNEZ

Fábula

Son apreciadas por adultos y niños. Apreciamos sus enseñanzas morales, sea que trate de un hecho real o u acontecimiento inventado.
La fábula es una literaria fina. Su composición en verso y la sencillez de los personajes que las caracterizan hacen que la recreación de estas historias, que se basan en las acciones de un rey, un sacerdote, la mujer de la comarca, niños o las vivencias de animales.
Esopo, pese a que se difiere mucho sobre su lugar de nacimiento y se ha planteado que vivió desde del 600 antes de Cristo, es uno de los grandes fabulistas griegos.
Desde segundo curso de la primaria, los pequeños se ponen en contacto con lectura de fábulas en las escuelas, pero padres deben acercarlo a este tipo de literatura desde que nacen.
Los textos de literatura infantil son ricos en fábulas. Según Platón, Sócrates se sabía de memoria los apólogos de Esopo.
De la misma manera que diversos autores cambian el lugar de nacimiento también son diversas las citas que le sitúan en diferentes periodos.
He aquí la fábula de Esopo “El pastorcito mentiroso”. Había una vez un joven pastor que vivía en una aldea muy tranquila. El joven, que no tenía familia, tenía la fea costumbre de decir mentiras.
Una vez el joven pastor, cuando estaba cerca la villa, alarmó a los habitantes tres o cuatro veces gritando
-¡El lobo, el lobo!
Pero cuando los vecinos llegaban a ayudarle, los campesinos encontraron al pastorcito revolcándose en el pasto muerto de la risa.
Días después el pastorcito gritó: ¡El lobo, el lobo!.
Nuevamente los pastores salieron de sus casas para perseguir al animal pero en vez del animal se encontraron con el pastorcito que otra vez se burlaba de sus buenas intenciones,
Sin embargo, semanas después un grande y feo lobo llegó a la villa y comenzó a atacar a las ovejas del pastorcito, quien, lleno de miedo, gritaba:
- Por favor, vengan y ayúdenme; el lobo está matando a las ovejas.
Pero ya nadie puso atención a sus gritos, y mucho menos pensar en acudir a auxiliarlo. Y el lobo, viendo que no había razón para temer mal alguno, hirió y destrozó a su antojo todo el rebaño.
La moraleja es que al mentiroso nunca se le cree, aun cuando diga la verdad.

 
Félix María de Samaniego. El español Félix María de Samaniego es otro de los considerados fabulistas. Es escritor del siglo XVIII.  Escribió para los estudiantes del Real Seminario Patriótico Vascongado.
Una de sus fábulas es “EL Ciervo en la fuente” 
 Un ciervo se miraba
En una hermosa cristalina Fuente;
Placentero admiraba
Los enramados cuernos de su frente,
Pero al ver sus delgadas, largas piernas,
Al alto cielo daba quejas tiernas.
«¡Oh dioses! ¿A qué intento,
A esta fábrica hermosa de cabeza
Construir su cimiento
Sin guardar proporción en la belleza?
¡Oh qué pesar! ¡Oh qué dolor profundo!
¡No haber gloria cumplida en este mundo!»
Hablando de esta suerte
El Ciervo, vio venir a un lebrel fiero.
Por evitar su muerte,
Parte al espeso bosque muy ligero;
Pero el cuerno retarda su salida,
Con una y otra rama entretejida.
Mas libre del apuro
A duras penas, dijo con espanto:
«Si me veo seguro,
Pese a mis cuernos, fue por correr tanto;
Lleve el diablo lo hermoso de mis cuernos,
Haga mis feos pies el cielo eternos:»
Así frecuentemente
El hombre se deslumbra con lo hermoso;
Elige lo aparente,
Abrazando tal vez lo más dañoso;
Pero escarmiente ahora en tal cabeza.
El útil bien es la mejor belleza.

Una de las características de las fábulas como género literario es que son composiciones breves. Los personas que más abundantes son animales o cosas y adquieren cualidades humanas.

Fábula propia de niños. El Gato y el Ratón

Había una vez un pequeño ratón, que vivía en la casa de una mujer vieja. La señora, que temía de estas criaturas, colocó muchas trampas para matar el ratón. El ratón asustado le pide ayuda al gato de la mujer.

-¿Podrías ayudarme, lindo gatito?-le dijo al gato
-Si... ¿En qué?-respondió este
-Solo quita las trampas de la casa-dijo el ratón
-Mmm... y ...¿qué me das a cambio?-dijo el gato
-Finjo ante la señora que estoy muerto, ya que tñu me has matado, ella creerá que eres un héroe-respondió el ratón
-Me has convencido-dijo el gato
El gato saco las trampas de la casa, pero el ratón nunca cumplió su parte del trato. Un día la señora descubrió que fue el gato quien saco las trampas, ella muy enfadada decide dejar al gato en la calle.


La fábula es rica en situaciones increíbles, pero sobre todo, en moralejas útiles para la vida. Anímate a leerla y pasar la cultura a tus hijos.

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